Solo por diez días, cien


No te asustes, no te finjas.
Es cálido y suave
de tibias lenguas sanadoras.
Informe y salado
de frescas oleadas submarinas.
La plegaria de tu antiguo lamento
harta de morir, vivió.
Me buscabas;
Perfectamente imperfecto:
Ávido de amor,
Cruel de revancha victoriosa.
Tu sólida impotencia conmocionada
desheló en lágrimas,
tan agradecido, sin una palabra.
Sumergida en tus ganas de Ser,
te hice.
Desde mis adentros a toda la extensión
forjando amorosa, milagrosamente,
cada soplido hasta erguirte.
Amé extraer desde el centro mismo
para darte
Amé beber otras divinas fuentes
para nutrirte
Amé.
Apretado a mí con todas tus fuerzas,
resplandeció desde abajo tu mirada de cielo
otros diez días (si, no, no mas)
Esfumada tu memoria ni de cenizas
mas allá de vos, tu sorpresa y tu sospecha,
al suave pulsar intenso
de los giros que me nacen
circulé tu sangre mía
hasta extasiado embriagarte
en su blanca dulce tibiez,
uno derramarnos.
Abrumado, perplejo,
ya bien presente la memoria
hoy al menos con cenizas
no castigues ni culpes...
tu guardia, enfurecida
Cumplida tu plegaria
de nuevo tan estéril
al gran apolíneo de tu alma